sábado, 3 de octubre de 2015

Nueva Zelanda tuvo un áspero rival

-ADN de Atletas-

Se presumía que esta nueva presentación de los All Blacks sería una estación más en su recorrido hacia la primera posición final en la zona, y la incógnita pasaba por la resistencia que el conjunto europeo pudiera ofrecerle.






Y la cosa empezó como para disfrutar de una nueva demostración de los Hombres de Negro. Solamente un minuto tardó en caer el ingoal georgiano; de movida nomás los campeones defensores se ponían en ventaja en virtud de la potencia de sus backs.                                   Pero casi un suspiro después llegó la igualdad del conjunto a priori más débil. Una desinteligencia en el ataque de los neozelandeses posibilitó que los de rojo tomaran un rebote, lo aprovecharan con un kick por detrás de la defensa rival, y con un pique favorable tuvieran la oportunidad de la igualdad.                                   Esto pareció envalentonar a los de Gorgodtze ya que se multiplicaron en la entrega y especialmente en el tackle.  Con gran actitud salieron a presionar cada ataque desplegado de los All Blacks y comenzó a ser frecuente el impacto sobre el atacante que portaba la pelota.                                   Con una inusual cantidad de errores de handling  para su categoría, los mejores del mundo perdían una y otra vez el control de la ovalada y se diluía su acción ofensiva.  El potente conjunto oceánico únicamente progresaba cuando conseguía desordenar a la rígida defensa de su oponente, y esto ocurría cuando introducían alguna variante de ataque con redoble por la espalda, o con el cambio del ángulo de carrera del jugador que penetraba por el eje.                                   Si bien poco era lo que podía hacer en ataque, cuando tuvo la pelota Georgia abusó del kick. De esta manera le entregaba la posesión y la iniciativa a su adversario que aprovechaba para progresar mediante el contrataque.  Ése era su negocio porque encontraba desposicionada a la defensa del equipo de Europa. Siempre con mucha movilidad e intentando jugar vertiginosamente, Nueva Zelanda malogró estas chances por esa falta de concentración que devenía en dificultades de manejo.                                   Fue dura también la batalla que presentó el perdedor en los scrums. El campeón del mundo se sintió incómodo en esa instancia con pelotas propias y facilitaba la marca de su oponente.                                   La duda que sobrevolaba el ambiente era cuánto tiempo podría aguantar el quince de Georgia con esa presión defensiva y el esfuerzo físico de cada tackle, pero con el correr de los minutos su disposición continuaba sin fisuras y complicaba el ataque de los All Blacks.                                   No estuvo muy lúcido Dan Carter, el distribuidor de juego natural que tiene este equipo; tal vez debió haber variado jugando algo más con el pie para sorprender la disciplinada línea defensiva de los georgianos.

Seguramente la orden fuera de conseguir dinámica en el funcionamiento pero, como fue señalado, la cantidad  de problemas de handling fue extrañamente elevada.

Es probable que el planteo inicial fuera sacar a su rival de la zona de contacto con rápidos pases, y poder vulnerar en el uno a uno con la potencia de sus wings. Pero Georgia estuvo muy  atento y pudo cortar varias veces el circuito por el centro de la cancha.
                                 
El marcador final se alteró con la contribución de un triplete de conquistas de los ganadores en los últimos pasajes del match. Allí fue  cuando lograron despegarse. Hasta entonces  había llegado la más que honrosa  resistencia del perdedor.


-ADN de Atletas-