viernes, 25 de septiembre de 2015

A 27 años del doping de Ben Johnson

-ADN de Atletas-

El 24 de septiembre de 1988, en los Juegos Olímpicos de Seúl, ocurría una de las carreras de 100 metros más espectaculares de todos los tiempos con el canadiense como ganador y récord mundial incluido. Pero tres días después fue descalificado por dar positivo un control




Fue uno de los momentos más emocionantes de la historia del atletismo. El canadiense Ben Johnson hacía trizas los relojes el 24 de septiembre de 1988 y ganaba la carrera de los 100 metros de los Juegos Olímpicos de Seúl con un extraordinario tiempo de 9 segundos 79 centésimas, que constituía un nuevo récord mundial.

Johnson había relegado al multicampeón estadounidense Carl Lewis y la noticia rebotó en todos los rincones del planeta. En Canadá lo bautizaron “Benfastic” y hubo fiesta. Pero todo duró tres días, porque 72 horas después fue descalificado por un doping positivo.

Benjamín Sinclair Jonhson, nacido en Falmouth (Jamaica) el 30 de diciembre de 1961 y luego nacionalizado canadiense, había ganado sendas medallas de bronce en los Juegos Olímpicos de Los Angeles 1984 (100 metros y posta 4×100) y se perfilaba como un gran candidato para la cita de Seúl’88.


El atleta llegaba con el antecedente de batir el récord del mundo de los 100 metros en el Campeonato Mundial de atletismo de 1987, y también había bajado el registro de los 50 metros en una ocasión y tres veces el de 60 metros.

En la final, Johnson voló sobre la pista y relegó al segundo lugar a Lewis por un amplio margen (9,79 a 9,92), e incluso dijo después que podría haber hecho mejor tiempo si no levantaba el brazo antes de cruzar la línea de llegada.

A partir de ése instante todo fue euforia, pero como en un cuento sin final feliz todo se derrumbó en apenas tres días, cuando se constató que el atleta había consumido una sustancia prohibida (estanozol) y por ése motivo la medalla de oro fue a parar a manos de Lewis, la de plata a Linford Christie y la de bronce a Calvin Smith. Johnson sufrió todo tipo de sanciones, incluso una a perpetuidad establecida por el ministro de deportes de Canadá, Jean Charest.

El atleta primero alegó que había tomado ginseng, pero años después admitió que había consumido esteroides y a la vez que echó un manto de dudas respecto de todos los atletas de elite. Pasaron 27 años del día en que Ben defraudó a todos, pero especialmente a sí mismo.

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