Paula Ormaechea atraviesa una dura etapa de confianza y cayó al puesto 264 tras su explosión en el 2013. Cuenta lo que aprende y mantiene las esperanzas más ambiciosas:“Quiero ser recordada como Sabatini”. También habla de cómo ayuda socialmente pese a estar en un mal momento
En el tenis podés estar en el cielo o en el infierno. En meses, semanas, días o en el mismo partido. Así es este deporte, tan mental que hace que los vaivenes sean difíciles de sobrellevar para la mayoría de los mortales.
Es la historia que vive Paula Ormaechea, la bandera del tenis nacional femenino, hoy atravesando una muy irregular etapa de transición. Tras una aparición explosiva, que la llevó al puesto 59º del WCT en octubre del 2013, la sunchalense de 23 años sufrió lesiones y altibajos emocionales y deportivos que la hicieron caer hasta el lugar 264º, con resultados que sorprenden, como haber perdido en los últimos cinco Challenger en la ronda de 32.
“Estoy es un tobogán, en las buenas y en las malas. Se te va la confianza y esto es todo en un tenista. Pero no es tan grave. Soy joven y sé que puedo volver a ser la de antes tan rápido como me caí... Necesito paciencia”, explica desde Florence, Estados Unidos.
-Encima tuviste que lidiar con una lesión rebelde en la espalda…
-Sí, estuve cuatro meses sin competir. Este año lo arranqué sin jugar y cuando volví, me costó hacerlo en el alto nivel. Fue una racha difícil y me tuve que ir a torneos más chicos. Ahora, de la lesión, ya estoy mejor.
-¿Seguís disfrutando del tenis cuando tenés una racha así?
-A mí me encanta, me gusta jugarlo y volvería a elegirlo siempre. Presiones hay, la clave es estar con los pies sobre la tierra porque los tenistas vivimos una vida irreal. Y esa irrealidad a veces te puede confundir. Y el nivel es tan alto que uno a veces pasa por muchos altos y bajos. Hay que aprender en las malas…
-¿Cómo es estar en la mala para una mujer de 23 años, casi sola por el mundo y dentro de un ambiente machista, como vos catalogaste al del tenis?
-Y no es fácil... La cabeza es una montaña rusa. Encima las mujeres somos más inestables que los hombres en la vida cotidiana, imaginate lo que pasa en un partido...
-Uno recuerda lo que le pasó a Gaudio, al mismo Coria y otros casos. Se quemaron. Pero imagino que a vos no se te pasó por la cabeza dejar de jugar.
-Vaivenes tengo, pero nunca se me cruzó por la cabeza dejar de jugar. Nunca me lo planteé. Me gustan los desafíos y ahora es volver a ser. Lo bueno es que en el tenis competís mucho y cada semana tenés una revancha. Ahora, por caso, no estoy buscando puntos en torneos sino recuperar mi confianza, mi juego…
-Al menos en el año ganaste el bronce panamericano con María Irigoyen.
-Sí, además fue una gran experiencia, mi primera en Panamericanos y representando a mi país. Fue algo muy especial. Quedé fascinada, ojalá pudiera repetirlo más seguido. Estar en Río 2016 será un objetivo. No es fácil porque es por ranking y entran las primeras 60/70, pero lo voy a intentar porque es la mejor experiencia que le puede suceder a un deportista. Nosotros los tenistas viajamos solos, competimos solos, vivimos en un ambiente cerrado. Y ahí es lo opuesto.
-Imagino que tenés sueños que tal vez ahora, en la mala, se borronean. ¿O no?
-No, para nada. Yo sigo soñando con ser la Nº 1 del mundo. Puede sonar algo loco o inalcanzable, pero nadie me lo va a quitar. Yo sigo creyendo que puedo. No parece hoy (se ríe), pero yo sigo teniendo como objetivo ser recordada. Que hoy, como dicen Gabriel Sabatini, mañana digan “¿te acordás de Paula Ormaechea?”. Soy joven. Conozco mi realidad, pero yo sigo con la ilusión.
-Además, pese a este momento, no abandonás tu idea de ayudar a tu ciudad, Sunchales.
-Sí, por suerte apareció el programa La Huella de Weber Saint Gobain, que además de ser mi sponsor me da la chance de ayudar. Amo devolverle a la vida lo que me dio y siento como una responsabilidad el colaborar con la comunidad.
Y la empresa sólo me dice que elija un lugar en mi ciudad y ellos se encargan. ¿Ves que estamos tocados por una varita aunque en este momento no me vaya bien en una cancha?
-ADN de Atletas-