Hace varias semanas que Roger viene sorprendiendo por su renovado estado físico, su juego y claro, sus victorias. ¿Cuáles son ésas claves que hicieron la refundación de la leyenda tenística suiza?
Tiene 34 años y corre como uno que tuviera veinte. O menos. Así se mueve por cada court donde pisa Roger Federer. Sorprende, impacta, produce admiración. El Expreso Suizo se está encontrando a sí mismo como un nuevo jugador para seguir en la elite del deporte blanco, bien arriba en el ranking.
Algunos gestos a tener en cuenta en el desdoblamiento en cancha del helvético es el de su agilidad para desplazarse. Hace simple lo complejo y un trámite lo sencillo. Poder de definición en el momento en el que la pelota le ofrece ésa posibilidad. Una velocidad notable lo hace más temido de lo que ya podía ser por su fantástica categoría
Y a través de ésa agilidad que marcamos se genera la capacidad y efectividad en la anticipación. Pueden ver en muchas ocasiones durante un partido, cómo se mueve y anticipa los segundos servicios de sus rivales, metiéndose por lo menos dos metros adentro de la cancha o aquellas ejecuciones durante el peloteo con el adversario que le quedan cómodas para hacer lo mismo. Sus tremendos slices bien al fondo de la cancha como método de defensa y hasta de ataque, su revés y su derecha siguen vigentes, prolijos y certeros.
Pero ajusta en los detalles para todavía ser más competitivo y no oxidarse. Reformuló ciertas cuestiones a las que quizás hace algunos años no debía prestarle tanta atención y ahora sí, para no quedar en el tiempo.
El Circuito lo quiere y él también se ha encariñado con la raqueta y la pelota, lo cual hacen que este romance no quiera terminarse nunca, como esos finales felices de película que durarán para siempre, por ése lado se mueve esta revolución de su propio tenis para Federer, para que el calendario sea sólo un aliciente de su fortaleza, experiencia y jerarquía.
-ADN de Atletas-